Parece ser que las cosas han vuelto a la normalidad y por fín volvemos a estar con conexión en la casa de Whitechapel. Ya casi no me acordaba lo que era llegar a casa y poder conectarte, simplemente para ver emails, escribir en el blog o estar informada. Lo bueno es que estos meses he estado aprovechando el tiempo todo lo que el Starbucks me ha dejado. La primavera ha llegado a Londres, los días son más largos, la luz aguanta más, hace calorcito y los parques están preciosos. Diferentes tipos de flores, de árboles, no se, todo ha cambiado, y esto anima a seguir. Como ya comenté, voy a clases de inglés una vez por semana para preparme el First y la verdad que estoy muy contenta porque la profesora es bastante simpática y explica las cosas bastante bien, las clases son muy agradables y la escuela en general está muy bien y solo está a 20 minutos en bus desde casa, cerca del museo británico.
Por otro lado tenía muchísimas ganas de ver la costa inglesa, así que cogimos el bus y nos desplazamos hasta Brigthon. Una ciudad costera con sus encantos. Fue una gran sensación oler el mar y ver su amplitud y la libertad que esto otorga, realmente lo hecho de menos. Estuvimos viendo un poco el centro antiguo con unas callejuelas llenas de tiendas de todo tipo y comimos en un restaurante italiano que, hasta el momento, es el mejor que he conocido, la comida estaba muy buena y el precio era bastante asequible, unos 6,95 libras un menú de 2 platos, y las raciones eran considerables. Así que despueés de la comida nos fuimos a reposar en la playa disfrutando del sol que nos hizo y del ambiente que había, ya que en la misma playa hay un paseo lleno de pubs y mercadillos y todo el mundo está paseando, es muy reconfortante.
Otra de las cosas que han marcado estos días es la despedida de dos de mis compañeras del Starbucks, la verdad que las estoy hechando de menos porque me llevaba muy bien con ellas y nos reíamos mucho trabajando. Uma, la koreana, se vuelve a su Korea natal porque se le termina el visado de estudios y allí continuará su carrera de diseño de exteriores, es muy jovencita y le gustan los chicos europeos, me contaba la poca libertad que tienen allí las mujeres y que no tenía muchas ganas de volver. Es increible haciendo masajes. Paola, la italiana, se va porque no aguanta más trabajar en el Starbucks, ella se queda en Londres porque vive con el novio, que es inglés, y quiere buscarse un trabajo mejor, es ingeniera mecánica y también está deseando volver a Italia por la comida, por el tiempo, por el tipo de vida. Ayer me vino a visitar al trabajo y se la ve más contenta des de que no trabaja allí, espero que tenga suerte.
Por lo demás yo sigo haciendo mis planes, pero viviendo el presente, porque el pasado ya no tiene solución y el futuro depende de taaaaaaaaantas cosas que es una locura basarte en él.
Arreveure.